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lunes, noviembre 22, 2004
.:: De la lengua ::.  
Una opinión es un ente subjetivo (un ente como entidad, con vida propia) que se alimenta, la mayoría de las veces, de lo espontáneo. La impresión que me dejó el último Congreso de la Lengua en Rosario (Argentina) fue la de un intercambio sin ninguna profundidad, debate aislado y sin forma alimentado por la opinión de escritores y figuras del cholulaje que no sumó ni restó absolutamente nada al problema filosófico de la lengua. Una conversación de bar.

Algunas conclusiones rescatadas por La Nación, con su autor:

Juan José Millás:

"Una sociedad que habla mal o escribe mal no puede pensar bien, aunque tenga los ojos azules y mida 1,80 metros de altura".

Mempo Giardinelli:

Hablar bien, con propiedad y corrección es el camino más seguro para pensar mejor. Se habla, se piensa y se escribe mejor cuanto más se lee.

Ernesto Cardenal:

La principal identidad cultural es la del lenguaje. Cuando se pierde una lengua es una visión del mundo la que se pierde.

Alfredo Bryce Echenique:

Las palabras no bastan para explicar el mundo. La lengua se inventó para comunicarse, pero nunca cumple del todo su misión.


Me da la sensación que se pusieron a pensar un minuto antes de que les preguntaran.

La palabra también es un ente subjetivo. No representa sólo a lo que se refiere, sino que cada palabra es un concepto que se disuelve en imágenes, ese concepto es asimilado individualmente. Cuando alguien dice "perro", no sólo aparece la imagen de aquel animal que todos conocemos con ese nombre, sino que el concepto de "perro" está representado en cada uno por recuerdos de olores, sabores, situaciones, sentimientos táctiles, circunstancias, y todo aquel elemento que envuelve a la palabra la cual se fue alimentando de forma empírica, lo que deriva a esa palabra en un concepto polinucleico. Esto quiere decir que una frase, para cada persona, adquiere distintos significados y distintas sensaciones, cada palabra es un mundo inagotable, y cada frase un sistema planetario distinto, según quien la lea.

En otros planos más simples, las palabras van mutando sus propias imágenes. Cuando recientemente la era informática confirmó su paradigma, apareció en nuestras cabezas una palabra que se usaba muy poco: ícono. Resulta que cuando nació la palabra "ícono" -ahora aceptada por la RAE- era una bestialidad del lenguaje, un invento bárbaro, inexistente. Como si ahora dijéremos "capa de ózono". La palabra castellana, era "icono" (sin acento en la "i"), y representaba una imagen, un símbolo de aquello que se quería expresar (como icono, claro, que Microsoft en su sistema operativo traducido al castellano la escribía de manera correcta). Hoy en día, cuando oimos ícono, aparece en nuestra cabeza esos pequeños simbolitos de los computadores que representan a aquel programa que se quiere ejecutar, mezclado con el concepto individual que se nos empezó a formar a partir de la primera vez que escuchamos la palabra.

Los ejemplos más claros, son los etimológicos, como a partir de una sola palabra se forma un árbol con distintas ramas sumando conceptos que antes no existían, pongamos un ejemplo acorde, en latín: littera.

De littera (letra), surgen:

Castellano: letra, literatura (y sus derivados, ej.: literato, literario), literalmente.
Inglés*: letter (letra, carta! -> del lat. charta, papel), literature (y sus derivados)
Italiano: lettera, littera

* El inglés no es una lengua Romance, sin embargo tiene influencias, y viceversa.

La raíz de legere, es lege, es decir, ley (law en inglés, legge en italiano).

Este abanico de significados muestra cómo el lenguaje se "bastardea" a través de las interpretaciones subjetivas y conceptuales de sus vocablos.

Esto no significa que no nos podamos comunicar, de hecho quien esté leyendo estas líneas supongo entienda a qué me refiero, de lo que no tengo duda es que su concepción del entendimiento y su sentir con respecto a la interpretación propia de los conceptos, son muy distintos a los míos o a los de otro lector.

Mi sorpresa fue grande cuando comencé a entender al portugués, cómo algunas palabras iguales o muy parecidas a su original castellano (el portugués deriva del gallego que a su vez se alimenta del resto de las lenguas españolas, y viceversa) significaban lo opuesto, o algo muy distinto.

Algunos ejemplos en portugués y su correspondiente traducción al castellano:

Apelido = sobrenombre
Sobrenome = apellido
Vassoura = escoba
Lixo = basura
Escova = cepillo
Ruiva = pelirroja
Loira = rubia
Exquisito = extraño, raro, desagradable
Vaso = recipiente
Copo = vaso
Largo = ancho
Cena = escena
Escritorio = oficina
Escrevaninha = escritorio
Oficina = taller mecánico

Creo que está claro, por qué el ser humano aún no se entiende.

Cada uno habla su propio idioma.

Hasta mañana.

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# escrito por drádego @ 23:16
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