Hoy llegué cansado de trabajar. Mientras venía en el ómnibus pensaba “hoy no podría escribir, el cansancio es demoledor, cuando llegue me doy un baño, buscaré algún libro que me seduzca (ayer terminé de leer uno y hoy estoy de nuevo en ese dilema) y me acostaré para dormir”.
Llegué, y lo dicho, hecho, me di un baño, cené y conversé con mi esposa. Luego, pedí permiso, le di un beso y me dirigí a la biblioteca. De la biblioteca, “El ser y la nada” me gritaba por favor que intente de nuevo su lectura, que esta vez sus conceptos sería mucho más llevaderos. Intenté disimular que no lo oía, es que ya sería mi intento “n”, los anteriores nunca dieron resultado. Sus gritos se hicieron más fuertes, y, resignado, lo tomé, le soplé la tapa y lo llevé a pasear a mi cuarto de demonios, donde está mi notebook, los gritos de ella, con su procesador Pentium, fueron más fuertes.
***
Las letras doradas que dicen “Jean Paul Sartre” me miran con reproche, esta vez no las esquivo, les dirijo la mirada y les digo: “Juro que esta es la última vez. Si no lo consigo se van a cagar uds., Sartre y la mar en coche”.
Borges decía que sólo hay que leer por placer, que no hay que torturarse con los libros, y mucho menos sentir un ápice de culpa si los abandonamos por la mitad. Leí por ahí otra opinión que decía que la lectura sirve también como aprendizaje y que hay que forzarla. En esta oportunidad coincido con Borges, yo leo por placer, lo que me gusta, y coincide con lo que quiero aprender, el resto, no me interesa.
Cuando intento leer de nuevo algún libro que no haya conseguido anteriormente, es más por orgullo que por voluntad. Confieso que algunas veces dio resultado, libros que hacía dos o tres años no había podido comenzar a leer el prólogo, luego me resultaron maravillosos.
Ahí vienen los ángeles y me hablan en el oído derecho “Sartre ganó el Nóbel de literatura, su obra se considera como una de las salientes del siglo XX”. Y yo les contesto, ganó el premio Nóbel y no lo aceptó como si un ideal se comprara con un premio. Aparte, mis queridos ángeles, a mí, me gusta más cómo escribía Simone de Beauvoir y, entre él y su gran rival Albert Camus, me quedo con la obra de Camus, y sin intentar ningún pestañeo.
Sería bueno también, no confundir la literatura con los libros. Sin entrar en conflictos etimológicos (alguno podría decir, literatura viene de lettere, y es todo lo que tenga la capacidad física como para ser leído), prefiero el concepto que dio Daniel algún día en donde dijo que la palabra literatura es muy pesada. En realidad es tan liviana como el aire, pero aquellos aprendices de intelectuales la apesadumbraron hasta el extremo en el que provoca miedo, siento que a veces algunas personas tienen terror de leer, les pesa el concepto, como si quisieran transmitir que no es para ellos sino para “personas inteligentes”. No los culpo, en sociedades donde cualquier actividad que nos permita pensar está condicionada por otras superficialidades a través de las que el hombre se transforma en un mecanismo en forma de engranaje, donde se está vedado cualquier cambio, y cualquier forma distinta se transforma en extraña. Y molesta, es lógico que aquel que dejó la televisión olvidada hace años en pro de la lectura (como un servidor) es un marciano con tres ojos. Y algunas personas cuando les digo que no me pregunten por programas porque no miro televisión, se ríen, piensan que forma parte de algún chiste que vi en el programa de las ocho.
Claro que con esto no quiero desmerecer a la televisión, que bien utilizada, sería un elemento de cultura invaluable, lamentablemente el estereotipo de aquella ama de casa que ve telenovelas y aquel niño que ve televisión sin descanso, forma parte de nuestra sociedad, en Argentina, Brasil o Japón. A ciertas mujeres les gusta porque juega con aquello que jamás será posible, cuentan cuentos de hadas y príncipes azules, mientras que por fuera de la caja boba, la sociedad harto machista y los mensajes feministas las agobian.
(Y el feminismo es peor que el peor de los machismos, se olvida de la mujer para resaltarla como figura masculina, a las feministas radicales les gustarías viajar a la isla de “Las Amazonas” donde todo lo que sea parecido a macho u hombre sea defenestrado, en algunos casos llegan hasta odiar al sexo contrario. Exaltan y hacen hincapié sólo en obras de mujeres, pero de tal manera que pareciera que necesitan convencer al resto del mundo, y con exageraciones, de las bondades de ser mujer, como si fuera mejor que ser hombre de la misma manera que aquellos que dicen que es mejor ser blanco que negro. Y lo peor y más paradójico, tanto lo defenestran que muchas (claro que no todas, pero me atrevo a decir que la mayoría) se visten como hombres, se cortan el pelo y hablan con voz gruesa, ellas pueden ser como hombres “¿para qué los necesitamos?” se preguntan. “¿Heterosexual? Qué asco. ¿Esa es la reacción contra el machismo? Qué triste, qué desperdicio de lo femenino, qué negación forzada de lo fisiológico. En contrapartida, agradecemos que hayan Mujeres (Simone de Beauvior, Marguerite Durás, Frida Kahlo, Alfonsina Storni, Eva Perón, Naomi Klein, Elis Regina, y la lista sería interminable) que exaltan su género sin artificios, sin distinciones sexuales (que poco tienen que ver con los gustos sexuales), sólo con su arte, dejan admirar a lo femenino exponiéndolo, y muchos hombres, como un servidor, les rinden culto con toda esa admiración que se merecen.)
La televisión, también es un elemento de poder. Con la gran inyección de información que recibimos a diario, la manipulación mediática está a la orden del día, cuando nos ofrecen información ya está procesada de alguna manera que bajo el vestido de objetiva, transmiten un mensaje claramente tendencioso. Eso puede verse hasta en los manuales de estilo de los periódicos, aquí no tengo ninguno a mano (los dejé en Argentina), pero en cuanto consiga alguno daré algunos ejemplos. También es notable cómo cambia la dirección del mensaje de acuerdo al medio que se lea (o que se vea), la misma noticia en Telenoche y en Crónica TV (y en cualquier otro medio) difiere de forma escandalosa. A los grupos de poder centralizados en los medios no les interesa educar, les interesa apuntar su producto a los distintos sectores para que lo consuman, el neoliberalismo provoca esos desequilibrios donde el blanco es el consumidor y no aquel círculo que la sociedad debería poner en su frente para logran un objetivo en común, el individualismo no es malo, pero no debería poder afectar a un interés social, dejémoslo para entrecasa.
Por otro lado, siguiendo con la línea, estamos invadidos de lecturas basura. La mayoría de quienes hoy se acercan a los libros tienen sed de transformar el pesar que llevan como vida en la felicidad. Por eso el auge de los libros llamados de autoayuda que ofrecen soluciones mágicas a cualquier problema existencial: “Quién se ha robado mi queso”, “Piense y hágase rico”, “La novena, décima, undécima (mientras siga vendiendo va seguir sumando) revelación”, “El poder está en Ud.”, etc. Como si resolver nuestra vida se atuviera a fórmulas infantiles, como si todo ese palabrerío barato y vacío no fuera para otra cosa que para aprovecharse de las miserias del ser humano, de la piedra que cargamos, para ganar dinero a montones. Eso es falta de escrúpulos. Y eso es lo que provoca, por otro lado, el neoliberalismo, llenar todo ese vació que se forma a través de nuestro ocio no aprovechado. Y da resultado.
Por otro lado surgió de nuevo el auge por aquellos libros reveladores de verdades milenarias y secretas que tienen el mismo objetivo que los de autoayuda: vender mucho. Los citamos alguna vez en este espacio (el post lo encuentran seleccionando 08/2004 en el archivo, se llama “Literatura Basura” y es el último de abajo): “El Libro de Urantia”, “El código secreto de la Biblia”, “El enigma Sagrado”, toda la saga de “Caballo de Troya”, por ahí vuela alguno también del “Santo Sudario”, y la lista es asustadora. El perfil de las personas que leen este tipo de lecturas es más adolescente, y adultos que compran la Torre Eiffel en cada esquina.
¿Y cómo distinguir? Empiecen a intentarlo, lo van a conseguir sin ayuda ninguna.
No Sartre, perdoname pero hoy no, y seguramente, mañana tampoco.
Hasta mañana.
[¿e-mail al autor?]
# escrito
por drádego @ 23:22 |
Santos y demonios está ahora en http://www.santosydemonios.com.ar
