<$BlogRSDUrl$>
>
Santos y demonios está ahora en http://www.santosydemonios.com.ar
miércoles, julio 21, 2004
.:: Buena memoria ::.  
Las noches se reservan más el derecho a los recuerdos que el día.

Cuando era chico no tenía recuerdos sino esperanzas de futuro. No es que hoy no las haya, aquel que diga que vive el presente miente a medias, de lo contrario, cuánto más verdadera sea su afirmación, su existencia se resumiría a la de un vegetal que sólo disfruta, en su momento, a las gotas de lluvia o a la fotosíntesis sin proyectar su existencia ni su mañana.

Lo extraño, lo inevitable, es que a medida que pasa el tiempo y de forma inexorable, juntamos cada vez más recuerdos, y el futuro, ese ente que, conformado únicamente por lo que aún no aconteció, de forma subjetiva y paradójica, cada vez se acerca más a su inicio, lo renovamos en cada momento, se refleja en espejo con nuestra vida. Cuando lleguemos al límite de nuestra existencia, habremos llegado al inicio de nuestro futuro.

Nuestro pasado, por el contrario, crece cada día, cada minuto como hormigas hambrientas que van devorando el borde de nuestra existencia consumiéndola sin piedad y sin pausa.

Por eso un servidor no olvida, no se olvida de nada de lo que no quiere olvidarse, no se olvida de aquella mañana lluviosa de los ´90, en la calle Talcahuano, no se olvida de aquel café con tres medialunas de grasa que pedí ni del café con leche que pediste, no se olvida que le dijiste que esperabas un hijo nuestro.

Tampoco se olvida que ese hijo nuestro que esperabas, no era hijo, sino hija, y tampoco se olvida que no era nuestro, sino que era de ustedes.

Y tampoco se olvida que le pusiste el nombre que hubiéramos elegido para una hija nuestra, Naima.

Tampoco se olvida de tu llanto implorando perdón, perdón, el perdón no existe, ¿quién tendría la potestad de perdonar qué?.

Tampoco se olvida que si bien no había nada que perdonar, el perdón pedido fue falazmente otorgado, sin embargo, aún así, jamás cumpliste una promesa.

Tampoco se olvida de sus noches con María, donde nuestras charlas y juegos literarios en Federico Lacroze y Álvarez Thomas se entrecruzaban con el ruido del billar, el maní y las cervezas que sudaban de envidia, insana y lujuriosa envidia, mientras te ponías el maní en la boca, inclinabas la cabeza y me acariciabas la mano con una media sonrisa.

Tampoco se olvida de los vasos semivacíos con cerveza seminatural y nuestros cuerpos semidormidos que se miraban uno al otro mientras nosotros teníamos los ojos semicerrados.

Tampoco se olvida de los vuelos nocturnos musicales entre melodías de jazz con Patrone y Giunta en algún subsuelo del centro capitalino de Buenos Aires, en los que cuando tocaba se olvidaba (ahí sí, se olvidaba, con placer de olvidar) de que al otro día tendría que ponerse a pensar qué carajo iba a hacer de su vida.

Tampoco se olvida de las noches en La Academia con Armando Vera, y las noches interminables que se fundían entre la existencia de Dios, la Biblia, Nietzsche, Kant, Freud, Ciorán, y el culo de la mesera de turno.

Tampoco se olvida de que lo llevaron preso en la cancha de independiente por “averiguación de antecedentes” y que el comisario de turno le robó los únicos doscientos mangos que tenía hasta fin de mes. Condición para sacarlo “limpio”.

Tampoco se olvida aquel día, en alguna fiesta en su propia casa, en donde no faltaba la cerveza, la pizza, la música, las velas, los porros y los buenos amigos y amigas cuando en aquel centro musical, compañero de vida, comenzaba a sonar, a un volumen considerable, “Sultans of Swing” de Dire Straits.

Tampoco se olvida que en ese momento, mientras sonaba esa música, estaba hablando con X, un periodista amigo, y que el alcohol estaba al orden de la noche, y que la charla era, por lo menos, interesante, como cualquier charla de fiesta con pizza, cerveza, velas, música y buenos amigos.

Tampoco se olvida que cuando comenzó a sonar esa música, X bajó la cabeza, y tampoco se olvida que este servidor le preguntó si estaba bien.

Tampoco se olvida que X, entre lágrimas disimuladas, le dijo que esa música la ponían los militares al mango para no escuchar sus gritos, mientras a él, le presionaban la picana contra los testículos.

De eso, de nada de eso, este servidor, se olvida, ni se olvidará jamás, ni cuando su futuro sea tan pequeño, como lo es hoy su mayor futuro, Enzo, su hijo.

Y es hoy por él, que este servidor, tiene muy buena memoria, mejor memoria que nunca.


[¿Mail?]

# escrito por drádego @ 00:20
Santos & Demonios se mudó a http://www.santosydemonios.com.ar.



Para suscribirse a Santos y Demonios, ingrese su dirección de correo:



Creative Commons License
Todos los textos aquí publicados son de la autoría del titular del blog excepto donde sea aclarado lo contrario. Pueden hacer uso de los textos con total libertad siempre que se cite la fuente.

Fotologs del autor


Ultimos mensajes
en el grupo

Estamos leyendo:

Unase al grupo
de lectura


Última actualización:

El e-book de la Semana

Música de la Semana

Archivos varios - download

Otros blogs del autor

Archivo por mes


Blogósfera amiga
Links Generales



Listed on BlogShares


.:: Santos y Demonios - Edgardo Balduccio - 2004 ::.